martes, abril 03, 2007

Yodo

El paraguas me engañó nuevamente, cruzando su maltrecho rayo en una suerte de despliegue a contramano. El chorrillo de agua me regó la sien, y con resignación me paré, amurado contra el pilar, a cerrar y escurrir el dispositivo. ¿Qué tal si me quedo acá?. Con un poco de suerte nadie va a notar mi ausencia. Hace frío, pero este lado del pilar no recibe tanta lluvia. Podría...
Me perdí mirando la canaleta juntar agua. Me perdí mirando la superficie del arroyito. Las luces naranjas, siempre las luces naranjas de yodo, el alumbrado reflejado en el charco, y el ruido de las cubiertas de los autos sobre el asfalto mojado. La vida se reduce a esto. A las noches de lluvia en esta calle. Siempre.
El chirrido de los frenos mojados del colectivo, y el soplido de las puertas hidráulicas. Las gotas naranjas en el vidrio, gotas de yodo. El olor del barro sobre la goma, y el ruido del calzado en el pasillo. El aroma sobado a cuero sintético de los asientos, y la tinta del boleto en los dedos. Primera, segunda, tercera, freno. Puerta, tarjeta, sonido a boleto y asiento. Uno, y otro, y otro. La puerta se abre y baja alguien. Entra el frío y el ruido de la calle.
Si, estaba en el colectivo otra vez.

2 Ecos:

Blogger YHVH resuena

Amo la lluvia y esta es una de sus razones...

Tal vez por lo hondo de su crepitar de gotas o como oscurece en cada dia

Sea como sea mi cabeza trabaja siempre mejor y me siento comodo con la tranquilidad de la lluvia

4/4/07 18:59  
Anonymous Anónimo resuena

La lluvia, trae algo especial que aun no me animo a definirlo.
Una vez vi una peli, donde habia varias historias, dramaticas que parecian no tener solucion, en cierto momento se larga una tormenta ( esas de verano) y todos logran esclarecerse y solucionar las cosas para bien ( termina feliz, y todo eso).
"Lost and Found"

4/4/07 21:15  

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