Vacío
Siempre intenté imaginar la nada. El vacío absoluto, la ausencia de todo, incluso la ausencia del vacío, de una negrura infinita. Invariablemente al acercame más y más, una sensación sobrecogedora se apodera de mí. Lo mismo sucede al intentar imaginar lo infinito. Y se me ocurre entonces que hay ciertas cosas que no me están permitidas. No digo nos porque tal vez a mucha gente sí le entre en la cabeza, y le parezca sencillo hacerse semejantes representaciones, o simplemente -en la cepa más sana- no le interese hacerlo. A mí no se me permite imaginar la nada.
Tampoco puedo vaciar el contenido de mi cabeza y desparramarlo en el suelo para ordenarlo, como si fuese una bolsa de juguetes. Pero eso no tiene que ver con una prohibición ontológica, o una barrera divina. No, no. Eso es una pequeña herramientita de la desidia. El mismo planteo otra vez. Entonces se me da por sentirme una piedra que hay que arrastrar. Y por ahí me hincho las pelotas, y quedo cansado, pero no alcanza nunca, ¿no?. No te desesperes, pero tampoco te dejes estar. Oh, well...
Tampoco puedo vaciar el contenido de mi cabeza y desparramarlo en el suelo para ordenarlo, como si fuese una bolsa de juguetes. Pero eso no tiene que ver con una prohibición ontológica, o una barrera divina. No, no. Eso es una pequeña herramientita de la desidia. El mismo planteo otra vez. Entonces se me da por sentirme una piedra que hay que arrastrar. Y por ahí me hincho las pelotas, y quedo cansado, pero no alcanza nunca, ¿no?. No te desesperes, pero tampoco te dejes estar. Oh, well...