Estos son fragmentos de una
nota de La Nación (si ya sé que puaj... pero es que siempre entro a bajar la tira Macanudo y de tanto en tanto me enganchan con algun artículo). Entre otras cosas habla del contenido de los evangelios apócrifos, que implican muchos conceptos que la Iglesia simplemente prefiere no reconocer.
PARIS.– Exégetas y universitarios lo consideran uno de los pensadores más originales de nuestra época. El francés Jean-Yves Leloup, filósofo ortodoxo, historiador y psicoterapeuta, ha dedicado los últimos 30 años de su vida a estudiar y escribir sobre los orígenes del cristianismo.
(...) ¿por qué existe el mal en nosotros? La parte de sombra debe cumplirse y la sombra es parte de la revelación de la luz. Eso es lo que revela el mito de Judas. En cierto modo, en la historia del cristianismo hemos reprimido esa dimensión de las tinieblas. Un camino hacia la luz que ignora la sombra corre el riesgo de transformarse en un camino ilusorio.
(...) [al mal y las tinieblas] los han colocado fuera del hombre, como si fueran algo malo y demoníaco, en vez de uno de sus elementos constitutivos. En vez de trabajar sobre nuestros demonios interiores se los puso en el exterior. También se ha puesto a Dios en el exterior. (...) Mientras no hallemos esos demonios en nosotros mismos los proyectaremos en los demás.
En ningún evangelio se habla de [María Magdalena, o Myriam de Magdala] como de una prostituta. Esa es una invención del siglo XIX y de los siglos precedentes. En los textos es considerada pecadora, una mujer fuera de la ley (...) porque estudiaba. Estudiaba la Torá en una época en la cual las mujeres no tenían derecho al estudio. Myriam de Magdala es realmente la encarnación de la gnosis femenina, de la sabiduría. Como Judas, Myriam es el arquetipo de lo femenino en todas sus dimensiones. Es a la vez la mujer más carnal y la más espiritual. Y ésa es una revelación importante: el acceso a la mística, a la vida espiritual, no impide la sexualidad. Es todo el sentido de la encarnación. La sexualidad es algo puro y, sobre todo, un sitio de conocimiento. En el sentido bíblico, cuando se habla de "conocimiento", cuando se dice que Adán "conoció" a Eva, uno se refiere, justamente, al acto carnal. Hoy es muy difícil hablar de ello porque no se sabe lo que es la sexualidad transfigurada: se confunde sexualidad con genitalidad. Cuando se dice que Jesús tenía una relación íntima con María Magdalena se interpreta una relación de tipo genital, mientras que, en ese texto, no era sólo carnal, sino afectiva, emocional y, sobre todo, una relación espiritual. El Evangelio de Felipe revela que un aspecto olvidado de la dimensión del cristianismo es la sexualidad, que ha sido apartada, demonizada. Revela que la sexualidad también puede ser un sitio de sabiduría y de contemplación, que la intimidad del hombre y de la mujer es un sitio de revelación. Esto es judío. En el libro del Génesis se dice: "Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza; los creó hombre y mujer". Es decir que la imagen de Dios no es sólo el hombre, no es sólo la mujer: es la relación entre ambos.
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No me considero afín a ninguna religión en particular, y a la vez las respeto. Lo que no respeto son las instituciones corruptas, que sistemáticamente socavan y ensucian no sólo el pensamiento de sus seguidores, sino su mismísima doctrina para obtener un poco más de poder.